SABER GOZAR

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ESTUDIOS SOBRE EL PLACER EN PLATON

BOSSI BEATRIZ

18,00 €
IVA incluido
Editorial:
TROTTA
Año de edición:
2008
Materia
Ensayo filosofico
ISBN:
978-84-8164-954-3
Páginas:
304
Encuadernación:
Rústica
Colección:
ESTRUCTURAS Y PROCESOS SERIE FILOSOFIA

Disponibilidad:

  • LIBRERÍAS PICASSO - ALMERÍADisponible en 1 semana
  • LIBRERÍAS PICASSO - GRANADADisponible en 1 semana
18,00 €
IVA incluido
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Frente al dualismo estricto y el consiguiente rechazo de lo sensible, premisas de la interpretación secular del platonismo, el presente estudio descubre en los diálogos platónicos una visión más equilibrada y matizada sobre el placer, el cuerpo y la sensibilidad. No hay dos mundos absolutamente separados, sino dos órdenes que se manifiestan en un mundo posible: los principios unificadores y permanentes de carácter intelectual explican y fundan las composiciones y las mezclas del fluir sensible. Platón y Aristóteles ya sabían que la inteligencia o es emocional, en la medida en que concede un lugar a las afecciones, o no es inteligencia. Teniendo el bien como fin, el sabio persigue cierto orden armonioso, que le capacita para llevar una vida noble que lo satisface serenamente y lo llena de placer, lejos de la tiranía de los impulsos que, de otro modo, lo someterían a un vagar indefinido e inconstante. En este marco se inscribe la sabiduría platónica, que sabe calcular los placeres auténticos en vista del conjunto de las fuerzas psíquicas y físicas.

Frente al dualismo estricto y el consiguiente rechazo de lo sensible, premisas de la interpretación secular del platonismo, el presente estudio descubre en los diálogos platónicos una visión más equilibrada y matizada sobre el placer, el cuerpo y la sensibilidad. No hay dos mundos absolutamente separados, sino dos órdenes que se manifiestan en un mundo posible: los principios unificadores y permanentes de carácter intelectual explican y fundan las composiciones y las mezclas del fluir sensible.

Platón y Aristóteles ya sabían que la inteligencia o es emocional, en la medida en que concede un lugar a las afecciones, o no es inteligencia. Teniendo el bien como fin, el sabio persigue cierto orden armonioso, que le capacita para llevar una vida noble que lo satisface serenamente y lo llena de placer, lejos de la tiranía de los impulsos que, de otro modo, lo someterían a un vagar indefinido e inconstante. En este marco se inscribe la sabiduría platónica, que sabe calcular los placeres auténticos en vista del conjunto de las fuerzas psíquicas y físicas.

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